martes, 10 de abril de 2012

D is for DESTROYA

Entonces llegó la fría luz de la mañana, y me sorprendió con las manos ensangrentadas y con la sensación de que había hecho algo aún peor de lo que me atrevía a comprender. En un principio si que había catalogado el asunto como algo horrible. Ahora me preocupaba más que iba hecho una mierda. Curiosamente, no había caído en la cuenta de que llevaba tanta sangre encima que parecía un charcutero, y una cosa es ser un asesino y otra es ir pregonándolo a los cuatro vientos. Como ser testigo de Jehová. A nadie le interesa.