martes, 14 de diciembre de 2010

a broken promise

Prometo no contarle al próximo agosto que te has ido. Prometo inhalar cada calada como si fuera tu aliento, como si te pudiera besar otra vez. Salir a la calle sin zapatillas y con la pena por sombrero, saludar a los desconocidos con un leve movimiento de cabeza y esperar a ver que hacen. Despertar al sol cada mañana gritando a pleno pulmón, joderme la garganta cada noche entre frío, tabaco, y alaridos de felicidad. Prometo fingir que todo va bien, no echarte de menos y seguir untando las galletas con mantequilla como cuando me despertaba y estabas durmiendo a mi lado.
Prometo no desaparecer, al menos no del todo. Prometo seguir espiándote por encima de las gafas de sol, respirar con cara de asco cada vez que recuerde que no estás y sonreír con cara de idiota cuando piense que vas a volver. Prometo no contar jamás lo que me dijiste una noche de diciembre mientras pasamos tres días escondidos bajo tu alfombra, ni dónde guardas las llaves del buzón. Prometo olvidarlo todo tan pronto como pueda, dentro de seis mil cartones de Chester.
Prometo salvar las mañanas que guardamos y asesinar aquellas noches que lloraste, lloré y nos dimos la espalda buscando nuevas miradas.
Prométeme no contarle al próximo agosto que te has ido.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Look at me, look at me.

Despeinado, fumo como si el cigarro fuera lo único que me mantuviera con vida mientras grabo cada detalle de su mirada en mi retina, por si no la vuelvo a ver. El humo recorre sus labios, su nariz, sus cejas, y mi mano acaricia su pelo buscando algo que sabe que no va a encontrar. Ella, cansada, me mira como queriendo decirme que soy un imbécil, que soy gilipollas, que la vida se me escapa y que el miedo me va a matar, pero sólo articula un "te quiero" acentuado con un "idiota" que no consigue sorprenderme. Yo sigo memorizándola, consciente de lo que piensa.
Al rato se levanta, me besa y se da la vuelta. Doy otra calada deprisa, para quitarme el sabor de su boca. No quiero recordar este beso como ese "último beso de despedida", no quiero que esto sea una despedida. Pero su pelo meciéndose mientras se aleja por el pasillo con el sonido de sus botas rebotando en las paredes y resonando en mi cabeza me dicen que lo es. Musito un "te amo" escondido en nubecillas de tabaco que no creo que haya oído, y miro a la pared. Tan blanca, tan limpia que no puedo por menos que golpear con rabia.
Me anegó el alma de sensaciones con su último "hasta mañana", y ahora tengo la sensación de haberme ahogado en cerveza, mareado, con ganas de vomitar y de morirme con tal de no seguir dando tumbos en el camino hacia el baño. Y mañana, la resaca dejará paso a la realidad, tal como es: como siempre. El mundo no ha cambiado un ápice en veinticuatro horas, pero yo no puedo evitar verlo como si tuviera los ojos vendados y una flecha clavada en el estómago.
Mi madre siempre dice que no hay mal que cien años dure. Que se meta la frase por el culo.
Si no dura, no era importante.
Y ahora, me acuerdo del sabor del último beso.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Hero? [Sarcastic Laugh]

Drógame, drógame, drógame, no lo necesito pero lo quiero y lo voy a conseguir, toma el dinero y yo lo guardo en un sucio y oxidado corazón. Trece metros de aquí a la pared, dale gas, mátalo, y nos arrastraremos hasta caer derrumbados con ella. Tu eres mi detonador.
Abrázame, abrázame, abrázame, no lo necesito pero lo quiero, y lo tomaré de tu corazón como tu lo tomas del mío, y lo guardaré en una bolsa, en una caja, enterrado bajo una equis en el suelo. Abrázame más, cállate y canta conmigo.
Corre delante de los de seguridad del centro comercial, de cada enemigo que nos hemos buscado, estamos en la puerta de su casa y es normal que lo hagan.
Úsame, destrózame, hazme sentir como la mierda más asquerosa de la ciudad de la mierda asquerosa, y yo te destrozaré los pulmones con un amor incondicional que quema la tráquea y ahoga el aliento y desgarra la garganta. Caliente, duro, patético, perfecto. Genial.
Róbame las ilusiones, hazme entender que son ilusiones y nada más, cámbiamelas por fuego de ese que eriza las venas y hace que la sangre hierva.
Fúmame, fúmame, fúmate mi aorta, siente los latidos de mis venas plastificadas, guárdate las disculpas y hazme explotar otra vez.
Jódeme, reviéntame, fóllame en el lavabo del baño más sucio que podamos encontrar. Lo quiero, soy un borracho, soy un adicto, soy un soñador profesional de pesadillas horribles de las que quitan el sueño pero encantan, soy la muerte de un tipo que está harto de llevar americana y zapatos y no sabe quién coño es cuando se levanta de la siesta. Soy un antihéroe, soy la marcha nupcial cuando la novia no llega, la segunda parte jamás rodada de Trainspotting. Soy Chinese Democracy, el novio que ninguna madre quisiera para su hija, la última calada caliente de un cigarro.
Sácame el corazón por la boca a lametones, desgárralo. Sabes que puedes, sabes que quieres, deja que el muro de ladrillos sea testigo de nuestro amor, si se le puede llamar así. Muérdeme, cómeme el cuello, la piel, la garganta, siente la sangre manando para ti, sólo para ti, sólo para nosotros.
Dame más, dame más, dame más, bésame, pínchame, róbame el aliento. Eres coca, eres LSD, eres mi jeringuilla, mi dosis de anfetas y red bull. Eres el aire contaminado del tubo de escape de un Chevrolet Camaro, la gota de absenta que colma el vaso, la vida, la muerte, los labios de Angelina Jolie. Eres el principio de Smoke on the water, eres Kurt Cobain, Courtney Love, el Dalai Lama, Confucio, el riff de Sweet Child o' mine, Jesucristo, el bigote de Freddie Mercury, Dios, Satanás Lennon y McCartney, la montaña que va a Mahoma, Jack Skellington, las bombillas fundidas del árbol de navidad. Eres Elvis, Buddy Holly, Ian Curtis, eres mía, eres mi dueña.
Y ahora mismo, aquí, de lado a lado de Orem, Utah, los niños pequeños levantan sus manitas sucias, como pequeñas dagas amenazando al cielo, mientras la ratas infestan el asfalto y las grietas de las aceras. Y nosotros, tirados en nuestro rincón y drogados hasta las cejas, le preguntamos a esa mancha en forma de ángel de luces de neón gritando y echando mierda por la boca: "¿por qué salvarnos?"
Guardaos las excusas y hacednos explotar otra vez.
Todos quieren salvar el mundo, pero nadie, nadie quiere morir. ¿Quieres probar?
¡Vamos! Yo te haré explotar.
Sin excusas ni penas, es la muerte o la victoria, roto y quemado, joven y cargado, tirado en el suelo como el casquillo de una bala dormida y pensando que ir al infierno sería mejor que el purgatorio. Rápame, amórdazame y abúrreme, deja que el mundo explote.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

tomorrow comes today

Él dio un paso, mientras se encendía un cigarro. Ella, de espaldas, trataba de alejarse. Él agarró su espalda con la mano izquierda y le pidió que se quedara, aunque no obtuvo respuesta. La noche era oscura, la luna les espiaba desde lo alto sin entender que pasaba. Era algo imposible de entender. Ella se dio la vuelta y sin mirarle a los ojos le dijo que le odiaba. Él le dijo que la amaba. El aire olía a gasolina y propano, y le susurraba insultos al oído. Y él los ignoraba. No sabía lo que quería, pero en este momento sabía lo que deseaba. A ella no parecía importarle. Así que él se dio la vuelta y se marcho, fumando y llorando lo mas silenciosamente posible, tanto que ni la luna lo vio.
Ella se acercó por detrás y le agarró por la espalda. Sin girarse, le dijo que la odiaba. Ella respondió que lo amaba, pero que la vida no sería suficiente. Él repitió lo que había dicho, girándose y mirándole a los ojos. Tiró el cigarro al suelo, que empezó a arder. Se comieron con la mirada las penas del otro. La luna estalló en llamas, y sus lágrimas y saliva se mezclaron.
Y se dieron el último beso mientras la luna ardía.