jueves, 7 de octubre de 2010

Tomorrow

Te amo, y la sangre me cae por la barbilla mientras lo digo. Donde acabas de poner tu puño pones tu boca para regalarme un beso. Mi lengua, que intenta olvidarse de ti, busca tu boca, para borrar a lametones todo lo que dijiste. Por mi parte, ya está todo ahogado en alcohol y humo. Tus manos en mi cuello me recuerdan el juego del ahorcado en el que siempre pierdo pero nunca quiero ganar. Te clavo la mirada como si de verdad hiciera daño pero sin querer se me escapa un esbozo de cariño. Nuestros pies se enzarzan furiosos dándose patadas y acariciándose a la vez. Te araño con todo lo que puedo porque pienso que si no lo hago te olvidarás de mi en cuanto salgas por la puerta. Y mientras me muerdes el labio, mientras me lo desgarras, no se si intentas matarme o sólo crear un recuerdo que nunca se te olvide. Me clavas la rodilla en el vientre mientras me sigues besando como si no hubiera mañana. Ojalá no lo hubiera. Y no lo habrá si no queremos.

Sabor a sangre fresca, no te vayas nunca para recordarme el daño que hace. O mejor, vete a tomar por saco mientras saboreo su cuello, y no se te ocurra volver.

Pero siempre hay mañana.

viernes, 1 de octubre de 2010

Hide the truth forever

Te beso el hombro, mientras duermes. Pienso en que quizás te quiero, pero no sé si decirlo. Son palabras, solo palabras que se lleva el viento. Mañana no recordarás que las dije y yo me preguntaré destrozado si no puse el énfasis suficiente en decírtelas, o si debería haberme callado y ceñirme a esas estúpideces que quedan que te cagas en las películas románticas. Porque las cosas que se piensan nunca quedan bien en voz alta.
¿Y que ha sido esto? Para tí, una noche perdida entre las sábanas de un payaso. Para mí, un sueño húmedo aderezado con náuseas matutinas de arrepentimiento. Recogerás tu olor y tu recuerdo, y yo te espiaré dormido mientras te escabulles. Y luego saldrás a la calle pensando sólo en lo lejos que tuviste que aparcar anoche porque en mi barrio es muy difícil encontrar un sitio cerca del portal. Y yo saldré mirando al cielo, cegándome por la luz y recordándote con una sonrisa y una pizca de odio porque pisaste mis gafas de sol cuando te conocí. Y ese será el único recuerdo que tengamos el uno del otro, nada más que una pincelada de lo que podría haber sido una relación amor-odio, difuminada en una noche llena de anécdotas que se nos olvidarán.
Estas historias no tienen un bonito desenlace. Simplemente, tienen un desenlace. Un desenlace que normalmente se pierde en el olvido. Y lo de las náuseas matutinas no es por ti, creeme. He visitado pocos cuerpos tan acogedores como el tuyo. Por no decir ninguno.
Odio esto, y no sabes lo mal que me siento. Pero es mi pequeño infierno privado aquí en la tierra. Eso de salir, conocer a una chica guapa, invitarla a una copa, y luego convencerla sin decir nada de que puedo ser más de lo que aparento. Después, perdernos el uno en el otro. Y después, preguntarme que demonios estoy haciendo con mi vida.
Ahora mismo estoy ardiendo, y quemando mis pulmones. Pero es que no sabes lo bien que sienta ese saborcillo en la lengua. Y el olor... Es como si estuviera haciendo una barbacoa. Y pensando en por qué hemos acabado así de juntos y desnudos. Sómos jóvenes, pasamos de ataduras y aguantar a alguien y no poder dormir con nadie más... eso es para idiotas. No aguantaríamos la presión.
Quizás si te dijera todo esto marcaría una diferencia entre todos los demás payasos de una noche de tu vida, y te pica la curiosidad por saber cómo podría ser como payaso a tiempo completo. Y ya sabes, toda esa mierda que implica: llegar a conocernos, aguantarnos, salir con los amigos del otro, comerse los celos y las ganas de responder a las insinuaciones... Pero por otra parte eres una chica muy agradable, y aunque las consecuencias sean horribles, creo que aguantaría el no poder dormir nunca con otra persona.
A pesar de todo lo que pudiera ser, nunca te lo diré en voz alta. En mi cabeza suena mejor. Quizás te quiero. Adiós, desconocida.