viernes, 28 de enero de 2011

Songs that make us cry

-¿Sabes lo que me jode de ti, tío?- Le miré con cara de "a mi que coño me cuentas, Doug", y le pegué un trago a la cerveza.- Que siempre vas con esas pintas de vagabundo como si nada fuera contigo.
-¿Y?
-¿Es que nada te afecta?
-Pues claro que sí, imbécil. Otra cosa es que no te des cuenta.- No se como acabé en ese bar con ese tipo, pero iba a necesitar mucho alcohol para aguantarle.
-Lo que te digo, Adam, es que tienes que demostrar algo por algo, lo que sea. Por ejemplo, el otro día: Te traigo a Pierre, un amigo de la carrera que es genial, y estuviste toda la noche ausente y luego desapareciste.- Podría haberme metido con él de, al menos, veinte maneras diferentes por lo que acaba de decir. Pero elegí la menos cruel, esa noche estaba sensible:
-¿Que diferencia hay entre estar ausente y no estar?
-No me empieces con bobadas, céntrate en la conversación, en lo importante. No te vayas por las ramas, como siempre.
-Es que, realmente, esta conversación "no me afecta". Vamos, que me la suda.- Con un aspaviento se echó hacia atrás en su silla y estuvo unos segundos pensando en como insultarme de una manera que no sonara estúpida.
-Eres... eres... lo peor.
-Gracias.
Entonces abrió la boca para decir algo, y de repente se quedó callado. Con una mano levantada en el aire, como si estuviera viendo una aparición de la Virgen, el Dalai Lama, Bigfoot, el mismísimo Kurt Cobain, o cualquiera que fuera su religión, y completamente inmóvil con cara de gilipollas.
-Esta canción... es... preciosa.-Antes de criticarla me paro a escucharla, aunque no sé muy bien por que lo hice. Por lo general no tengo esa clase de detalles con Douglas.
-¿Cual es?.- High, de James Blunt, pero no estaba dispuesto a reconocer que la conocía.
-High, de James Blunt.
-Bah, a mi James Blunt no me... no me dice nada.
-A mí por lo general tampoco, pero esta canción... me recuerda a Sam, ¿sabes?
-No, ¿de quién me hablas?- Sam, Samantha, era una pobre mujer por la que Douglas estaba pilladísimo. Realmente ella era fea, pero ni siquiera así Doug tenía una oportunidad con ella. No todo es el físico, en su caso, tampoco puedes ser imbécil. Y él lo es. Pero es un tipo divertido, a veces.
-Sam, la chica de la que te he hablado más veces. Si creo que te la he presentado, ¿No?
-No.- Si, diez días antes, para ser más exactos. En una fiesta en la que, para no variar, le dio calabazas.
-Bueno, da igual. El caso es que ella me hace sentir así, ¿Sabes? Como en esta canción... y no sé, la música, y todo, me hace volar, cierro los ojos y me imagino volando con ella y...
-Vale, vale, tranquilo Romeo... Te estas pasando de cursi.
-Bueno, vale, pero esta canción me recuerda a ella.-Cerró los ojos un momento, mientras la tarareaba. Yo le miraba con cara de asco, y me encendí un cigarro para no tener que verle la cara de idiota enamorado que estaba poniendo. Me parecía estúpido que se emocionara tanto con una maldita canción. A ver, te puede recordar algo bueno, o bonito, o, como en este caso, hacerte imaginar algo que nunca pasará (realmente, pobre Douglas, ¿eh?), pero de ahí a creerte Freddie Mercury en Wembley, es otra historia.
Me puse a toser escandalosamente por el tabaco, pero la verdad vino bien para no tener que escuchar cómo se había ido animando hasta cantarla en voz alta. Después me puse otra vez a pensar que me parecía una gilipollez.
Y entonces, sonó Unintended

martes, 11 de enero de 2011

you asshole

Nos enzarzamos a golpes en un bar de mala muerte hasta que tanta herida y tanto alcohol nos escocía en el alma,ahumado y casi putrefacto. Después me hiciste vomitar el orgullo que me había tragado y me dejaste dormido y ahogado con la cabeza metida en el váter. Tropecé mil veces y ahora los cadáveres se cuentan a pares, pero siempre supe que tu serías la que acabaría conmigo.
Un día, un mes, o un año mas tarde volví a escuchar el eco de tus tacones y tu aliento congelado en la espalda, pero al girarme no estabas. Hasta que me revientas la cabeza con balas de punta hueca desde tu escondite favorito, dónde ni tu sabes encontrarte.
Y de repente me encontré atado a una silla y con la cara amoratada, sin ver nada mas que los mordiscos que me dabas y la luz cutre de un flexo quemándome la retina. Arañazos en la espalda y la piel alfombrando el suelo, demasiado rojo y macabro para mi gusto pensé. Y eso debiste de pensar tu, porque me soltaste trece días y mil latigazos después, lamiéndome las heridas y ahorcado con mi propia corbata, frotándome las muñecas y cerrando los ojos a la luz del día.
Y me acaricié las cicatrices de la primera noche.
"Cóseme la boca a balazos otra vez para que no vuelva a decirte que te quiero, tengo toda la vida para desangrarme antes de que salga el sol". La noche volvió a ser nuestra. Vuelve a ser nuestra, para destrozarnos mutuamente hasta que no podamos más, hasta que tengamos los huesos hechos astillas y los labios morados. Aunque quisiéramos perder la inocencia no nos queda inocencia que perder.

domingo, 9 de enero de 2011

Hi, my name is A...

...y soy un gilipollas.
Mi padre fue un capullo, a mi madre no le importó una mierda. Así que ahora vivo tan lejos de ellos como puedo y les veo tres veces al año, en lo que espero a que se mueran.
Pero no me gusta hablar de mi familia. No es lo que en realidad me condiciona. Es ella, la que lo hace. Por ella, mi vida se basa en mentiras y chupitos verdes
Me he pasado tres años buceando en absenta para dormir diez minutos de la mejor resaca que podría haber tenido. Y realmente creo que quiero que dure, y que dure mucho.
Después de ahogarme en alcohol, la volví a conocer, y aquella noche me dibujó su número de teléfono en el brazo y su silueta a puñetazos en el pecho según se alejaba. Y, claro, la llamé. Después, lo quemamos todo por una noche de pasión en un cenicero. Y aunque se que mañana me espera en casa ese diábolico líquido verde, no me levantaría de esta cama por nada del mundo. Soy mi propio cáncer.
Pero como tampoco sé my bien que hacer, improviso.