martes, 22 de noviembre de 2011

A decent life


Sonríe. Que la resaca no se note. Ahora pasa la mano por la cabeza de tu hermana pequeña y hazla reír con alguna estupidez. No las que soltabas anoche, ella no es un público atiborrado de alcohol que fuma a la puerta de una discoteca. Mira a tu madre. Sí, ella lo sabe, pero no va a decir nada. Por eso te ha despertado a las diez, cuando no llevabas ni dos horas dormido, por tocar un poco los huevos. Es más su estilo. No pares de sonreír. En la foto tiene que parecer que eres una persona decente.
Ahora ya se ha puesto el sol. Esta noche eres un cazador. Eres un vampiro. Eres Dios. Sal a por todo, el cero no es una opción, el cero es una mierda. Bebe tanta sangre alcoholizada como puedas. No pares por un mareo. Es tu cuerpo, tu mandas. Nada de dormirse, nada de sentirse mal. Vomita y sal del baño. Esto es para lo que de verdad estás hecho. Mira a la de los labios rojos. Mira cómo te mira. ¿Lo ves? No, porque no te está mirando. Cambia eso.
Te despiertas. No tienes ni puta idea de dónde estás, pero la alarma de tu móvil no para de sonar. Sí, hoy tienes comida con tus tíos. Así que levanta el culo, y tira para casa. Y dale un beso en la mejilla a la de los labios descoloridos, no seas capullo. Hace mucho sol, ¿No? Cámbiate de ropa, nadie quiere saber a que huelen las sábanas de anoche. Y ahora corre, que ya llegas tarde. Escucha conversaciones que te dan absolutamente igual. Contesta amablemente, sabes que tienes que hacerlo. Y quieres hacerlo. ¿O te gustaría que tu propia familia te mandara a la mierda.
Vuelve a ser de noche. Fuera la camisa de tío respetable. Una camiseta, un poco de colonia y péinate a lo desaliñado-moderno. Eso es lo que toca ahora. Siéntete cansado en el ascensor. Pero ahora eso no es importante. Eres un cazador. Eres un vampiro. Eres Dios. Es sólo una doble vida.
Todos vivimos una.

lunes, 21 de noviembre de 2011

In love and death


Aquí el tiempo se hace eterno. Apenas llego a ver nada y me siento como si estuviera flotando en el agua, inerte, con toda la vida salpicándome la cara. No se cuanto tiempo llevo aquí así, sin hacer nada, excepto sonreír con cara de gilipollas. 
Lo único que alcanzo a vislumbrar es una silueta, poco definida, ambigua como una sombra de noche en medio del bosque. Tan insinuada como la mitad de tus frases, pero tan exacta como la otra mitad. Sé que eres tu. Tienes que ser tu.
No me muevo. Es como si estuviera esculpido en granito, como si tu estuvieras esculpida en mármol. Una ausencia que no podría ser más palpable. Una uña de distancia. Y no me muevo. No puedo. Y me está destrozando el corazón. 
Pero estás cerca, tanto como siempre y a la vez más que nunca. Difuminada como tu maquillaje, preciosa como cada noche. Me muero por tocarte
Y por besarte, a pesar de que estés muerta. A pesar de que esté muerto.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Unnatural disaster


No cierres los ojos. Mira allí. Era lógica pura. Nada ni nadie puede aguantar este ritmo de explosiones tan seguidas que no da tiempo a decir prácticamente nada entre una y otra. ¿No lo ves? El aire parece que se condensa, resulta casi imposible respirar. Nos ahogamos en la nuestro propio aliento. Es embriagador, a su manera. No, no, es embriagador de cualquier manera. Es como imaginarte la devastación absoluta, pero mucho más agotadora y placentera. Míralo dibujado, reflejado en mi retina. Yo en la tuya casi puedo ver toda la gama tonal. Mira, mira. Es el fin del mundo. No es como para perdérselo. 
Al fin y al cabo era de esperar. Delante de nuestros ojos, fuego tras fuego, golpe tras golpe, mirada tras mirada. Lo que siempre habíamos soñado, tan increíble y fuerte como si nos estuviera pasando de verdad. Y ahora ahí lo tienes, retumbando entre nosotros de una manera casi indescriptible, rebotando en todas las paredes del universo y haciendo brillar cada mota de polvo. 
No, no cierres los ojos. Míralo. El fin del mundo. Tan decadente y orgásmico como esperábamos que fuese, nos hubiera decepcionado si al final hubiese sido de otra manera. Tranquila. Sólo es el fin del mundo. 

Y todo ha pasado como siempre, debajo de tus sábanas. 

¿Tienes un cigarro?

miércoles, 12 de octubre de 2011

revenge

La venganza nunca satisface a nadie. Esta frase la tengo grabada a fuego en los pulmones para respirarla cada día desde hace años, y hoy no es diferente. Me ronda la cabeza, sueño con ella, se me ocurre cada vez que alguien me pregunta algo. Cada día me levanto del peor humor posible y voy recargando la sonrisa mientras me fumo el primer cigarro del día, con un tejido irrompible de sueños que espero cumplir hoy. Y entre medias, la misma frase de mierda de siempre, pintada con colores vibrantes. La máxima de mi vida desde aquel día que un tipo cualquiera me dio a probar el mismo vómito en el que él se ahogaba y, a pesar del asco del primer sorbo, acabé por convertirlo sin querer en mi forma de vida. Vivía para ello, moría si no lo tenía, y cada noche lo buscaba en los escalones de la puerta de los bares más cochambrosos que encontraba. Y entonces el tipo cualquiera desapareció en una nube de gas lacrimógeno, dejándome sólo y ahogado entre la podredumbre y el desprecio de siempre, llevándose con él el último paracaídas. No volvió a llamar. No quise volver a verle. Hasta hoy. Esta mañana me desperté del peor humor posible y siendo incapaz de recargar la sonrisa mientras me fumaba el primer cigarro del día. Salí de casa, fui a su oficina y le agarré de la corbata, estrangulándole mientras le obligaba a mirar mi vida, a ver como se hacían las cosas de verdad. "La respuesta siempre estuvo ahí," le dije, "lo que pasa es que tu eres un hijo de puta". Ahora me da pena, todo, me doy pena. Le miro desde lejos, mientras está inconsciente y sangrando, tumbado en su coche. Un reguero de gasolina, una cerilla encendida y un hormigueo insoportable en el estómago como si esto fuera el final. Cierro los ojos. La venganza nunca satisface a nadie. Y una mierda.

domingo, 21 de agosto de 2011

La nuit du chasseur

Resumiendo, soy como una mirada triste, una sonrisa mordida y un Chester a medio fumar, sentado esperando y permanentemente acojonado por miedo a cagarla otra vez.
Y tu eres la que entra, se pide un tequila, sonríe desde el final de la barra, arranca una fotografía de la pared y la mira con nostalgia mientras desgarra el limón. Luego se levanta, baila en medio de la pista con la mirada clavada en mi como quien se sienta frente al portátil y se descarga una peli indie, y no tiene nada mejor que hacer que ir contando la velocidad de la descarga mientras escucha Beirut y lo tararea en silencio.
Yo sigo sin moverme, consumiéndome a la misma velocidad que la cajetilla y esquivando la mirada acusadora del camarero, dedicándote miradas por el rabillo del ojo que espero que no veas. ¡Ja! Y la pista vacía, petada de gente que nunca ha importado.
Poco a poco te has ido acercando, como sin querer, como si todos fuéramos casualidad y mecidos por el capricho. El contacto visual ya es directo, irrompible como la noche y frágil como un cuarto de luna, salvaje, precioso. Me tienes.
Puedo describir todo lo que has hecho desde que entraste por la puerta con una precisión milimétrica ¿Y la presa soy yo? Una mirada triste, una sonrisa mordida y un filtro aún caliente.
Esta noche te voy a amar como nunca lo han hecho.

viernes, 19 de agosto de 2011

I confess

Me declaro culpable. De todo.
Asumo la culpa de todos los males que han sucedido a mi alrededor y que yo haya podido cometer. Me marché pronto el fin de semana pasado, no cogí tus llamadas, me fui directo a emborracharme al bar más cercano. Soy el responsable de los últimos veinte atracos a todas las joyerías de la ciudad. Necesitaba el dinero para alcohol y coca. Insulté a mis padres y rompí las tablas de la ley. Yo construí el becerro de oro. Maté a Kennedy, a Lennon, a Lincoln. Yo le di el primer porro a Kurt Cobain y a Amy. Provoqué fuga de Chernobyl y ayudé a Manson a que se le fuera la puta cabeza. Convencí a Hitler para que se dejara bigote y luego me reí de él. Yo empecé la guerra de los siete años, bombardeé el Partenón, robé la Gioconda y le hice ver a Robespierre que el rey tenía la cabeza demasiado pegada a los hombros como para serle fiel al pueblo. Crucifiqué a Cristo.
Lo confieso. Pero no me acuses de que no te quiero.

jueves, 18 de agosto de 2011

SuperSharp

Todas las alternativas que tienes se reducen a dos. Y en alguna parte dentro de tu cabeza hay una vocecita que no para de pensar por ti.
La vida es demasiado tiempo. Es como todo. Al principio te hace gracia, porque encuentras divertidas las más increíbles tonterías que haya, pero terminas cansado, lloras un poco, ríes mucho como en una noche de drogas y cuando te quieres dar cuenta te encuentras con que tienes cosas que merece la pena conservar. Tienes la cabeza en el suelo, los pies en el cielo y el resto del cuerpo en algún sitio raro y lleno de mierda que no sabes como ha llegado allí pero sientes que te encanta.
La vida es demasiado tiempo. La muerte demasiado fría.
Pero es el resto lo que pone la chispa que hace que todo arda. ¿No? Bebe y cállate, fuma, ríete cuando alguien se resbala y drógate mucho. No recuerdes nada que merezca la pena ser recordado. Y arde, arde como si fueras un puto cóktel molotov que vuela disparado hacia el parlamento, como si no quedara noche y el día no se fuera a despertar la mañana siguiente.
Y que se joda lo que sea que intente apagarte. La gente está hecha para saltar por los aires con música retumbando en el cerebro y alcohol vibrando en sus venas. La gente está hecha para aguantar la resaca, el mareo, la tos, el cáncer, las explosiones y el sonido de las balas, el olor a sangre, a bilis, a vómito de puro vodka y sobre todo, el sentimiento de culpa.
Todas las alternativas que tienes se reducen a dos:
Mátale.

miércoles, 27 de julio de 2011

Oh

Cierra los ojos
Imagíname acariciándote los brazos con la punta de las uñas, y que me pego a ti por detrás. Imagina mi respiración, pausada pero cerca, muy cerca. Tu cuello y mis labios, recorriéndose el uno al otro. Ahora mis manos presionando tu silueta, mientras la lengua un poco, pero lo suficiente como para recorrerte un hombro. Imagínate el cosquilleo del otro hombro esperando lo mismo, pero no llega. Ahora he llegado al lóbulo, y tienes la sensación de que lo prefiero, porque sigo allí y deben haber pasado ya diez minutos de respiración agitada y escalofríos en el último suspiro. imagina mis manos subiendo por tu vientre, movimientos firmes pero delicados. Sabes que estás hecha de oro y no quiero ensuciarte. Ahora imagina mordiscos suaves, más caricias, mas suspiros, más palabras, más, mucho más, rozando lo inmoral y lo antihigiénico al mismo tiempo.
Y ahora imagina lo que sigue.
Y luego toda la noche con los ojos en blanco.

martes, 28 de junio de 2011

Our lady of beating

Una vez te vi en un sueño, colgando del televisor como si fueras una estatuilla de la virgen con un Call TV de fondo. Me dijiste lo maravilloso que era, y lo imbécil también. Sacaste en un segundo todos los años que me quedan, y me los anudaste en la lengua. Me recordaste cinco besos, una bofetada y tus mechones rubios. Yo me quedé con los ojos brillantes y embobado como si acabara de ver un alien. Luego me contaste toda tu vida en un gemido, me regalaste una sonrisa y desapareciste en el resplandor de la pantalla.
Pero me olvidé.

miércoles, 22 de junio de 2011

Oh, slow me...

Contradictorio como la vida misma. Me cae una gota de sudor por la ceja y me sorprendo calado como si fuera lluvia. Hay una especie de mosca revoloteando junto al flexo y parece un monstruo de esos de las mejores pesadillas. Entra el viento del verano por una rendija deuna ventana que ni llego a ver y tengo frío como un polo de lima. Pero no deja de ser un airecillo, una mosca de mierda, y sudores fríos.
Parpadeo tan lento ahora mismo que parece que estoy sacando fotos con la retina. Me humedezco los labios con la lengua y exhalo por la nariz de tal manera que parece que estoy teniendo un orgasmo. Y luego me caigo al suelo y lo noto blando, como si cayera en mantequilla.
Y ahora lo siento todo, el aire, el agua, un puto frío horrible, dolor, un poco de rabia... cariño, sobre todo por ti, porque a pesar de todo te voy a echar de menos.
Siento de todo menos miedo.
Y eso que una bala me acaba de perforar un pulmón.

jueves, 16 de junio de 2011

We are gold!

No se que contarte -bostezo-, aparte de lo que ya te he dicho. Hablando claro: te quiero. Y eso es lo más importante. Al margen de lo jodidamente perfecta, de lo insoportable que eres a veces, de lo imbécil que yo pueda llegar a ser, de lo bestial que eres -guiño-, te quiero. Y, al final del día, eso es lo que queda, es lo que importa.
Así que apuñalémonos el uno al otro sin piedad y por la espalda, mordámonos, y sobre todo, sigamos haciéndolo como animales y amándonos como idotas -sonrisa- ,haciendo como que mañana no existe y el mundo se acaba a cada minuto. Sangrar todo lo posible, drenarnos, morir diez veces por minuto-respiración acelerada- y resucitar llorando como imbéciles. La saliva, el sudor y los parpadeos rápidos. Ver como todo se desmorona cuando tu piel entra en contacto con la mía. Besarnos, bebernos, ir y volver del infierno, saltar de la cama buscando luces brillantes y -suspiro- tonterías de esas que nos hacen sonreír.
Y, como decía, al final del día, es todo lo que importa. Ella, los pequeños gestos, las sonrisas, guiños, bostezos, suspiros, respiraciones en el oído. la increíble profundidad de una mirada. Somos horribles. Pero al final -sonrisa-, somos puto oro.

sábado, 4 de junio de 2011

Another heart

Abrió la caja, y vio el anillo. Levantó la vista. Sonrió con dulzura, como siempre hace. Los ojos le brillaban como siempre, pero esta noche incluso más. Estaba preciosa, era preciosa. Después se bebió la copa de champán a sorbitos, como si le encantara el primer chispazo de la primera burbuja al chocar contra sus labios. Alargó la mano, y sonrió otra vez al ver cómo le quedaba puesto. Era feliz. Se echó el pelo hacia atrás, miró por la ventana y devolvió la vista al frente. No era tan feliz. No se iba a casar con él.
Sonreí desde mi escondrijo en mitad de la calle, desde donde los miraba, desde donde la miraba. Y después me fui a devolver un anillo.

sábado, 28 de mayo de 2011

InFamous

La miro desde detrás de mi cortina de misterio y mis gafas de sol. Ella aún está sentada en el suelo con los ojos encharcados y con la mirada clavada en mi. Acabo de salvarle la vida y ya me mira con desprecio. ¿Irónico? No. Una mierda, eso es lo que es.
Me alejo con pasos cortos mientras hago tiempo para que se arrepienta de todo y me llame. Es tan triste como morir en la ducha, tan normal como saltar de la cama pero sigue siendo tan estúpido como siempre he demostrado ser. Y con antifaz y capa no iba a ser diferente. Es metafórico, no me jodas. A veces soy demasiado poeta como para vivir en prosa.
Sé que el que terminará arrepintiéndose de todo seré yo, es su juego, y siempre gana. Acabaré confesando el asesinato del archiduque Francisco Fernando, si ella quiere. O esta vez no. Quizás esta vez sea verdad que va a cambiar las sábanas y quemar las viejas, y yo tendré que borrar de mi cabeza las imágenes que había soñado.
Me paro en la puerta. La quiero. Se levanta y me rompe un jarrón horrible que tenía encima de la mesilla de noche en la cabeza. Me quiere. Y ahora sangro y eso, y ella me acaricia sin parar de llorar. Es demasiado escabroso como para ser mentira.
Hoy en día tienes que dar pena para que la gente te aprecie. Ya nadie quiere a un héroe.

Póker

Una escalera real y un "joder" lanzado al aire en un jadeo, la mano perfecta en la partida perfecta entre tu y yo. Reina y tres chorreando sudor y amor por cada poro de nuestras espaldas, miradas desafiantes que cortarían el acero y ganarían a cualquier full.
Dentro, fuera, arriba, abajo, sube la apuesta y nadie se queda atrás, cada mano mejor que la anterior, escalera guarra, más riesgo, más ruido, más uñas, más fuerte, más cartas, más lengua... más vida. Menos cerebro y más corazón arriesgándose a perderlo todo en un solo segundo. Y, por supuesto, tabaco y alcohol contemplando la jugada.
Mismo color, mismo valor y todos los empates que pueda imaginar me parecen poco para empatarlos contigo, contrincante perfecta, te arrancaría el cuello de un mordisco si puediera y a la vez te ahogaría entre naipes. Escalera de color carne y lencería fina para la ocasión. Rojo y negro no se distinguen tan fácilmente con las luces apagadas.
Cuestión de suerte, última jugada, tres cartas, sonrisa diabólica, otra carta, miradas viciosas que mezclan la lujuria y la ludopatía, carta, aguanto el farol, la miro a los ojos, muerdo mi sonrisa, subo la apuesta, la iguala, nos mordemos...

Póker.

Si es desnudos me da igual perder.

...and maybe a car.

Quizás podría dejar de beber, de fumar y de follarme y dejar tirada a cualquier mujer que me cruce y en la que llegue a ver un brillo en la mirada que me haga pensar que podría enamorarme para siempre de ella, lo cual es algo que me da demasiada pereza como para acabar haciendo. Pero tengo buenas razones para no hacerlo.
La primera es que mi padre siempre me ha dicho que nunca deje nada a medias, y si te tomas un chupito de hierbas después de una cena de esas que hacen historia y no acabas arrastrándote al día siguiente a tu cama obligándote a ti mismo a que no te de vueltas la cabeza, como si así fueras a conseguir algo; o si le das con quince años una calada a un Lucky Strike en la fiesta de cumpleaños de la tía que te gusta y no acabas muriendo de cáncer, estás dejándolo todo a medias.
La segunda es que son cosas que molan, digan lo que digan los carteles publicitarios de concienciación y adoctrinamiento. Sí, también mola ser rubio, tener un cuerpo escultural y ganar quince millones al año, pero, siendo realistas, eso no va a pasar. Y de todas maneras, si ganas eso, ¿en que coño te lo vas a gastar? Tabaco, alcohol, vinilos antiguos y a lo mejor un coche.
Y tengo más, aunque no me apetece pensarlas. Pero que cojones, la principal es que no me da la gana. Y contra eso si que no hay argumento posible. Tratar de convencerte de que te rehabilites es como meterte en una cárcel para reinsertarte, completamente inútil. Si estoy doce horas sin fumar se la chuparía al director por diez caladas, y mentiría al psicólogo, a mi madre, al Dalai Lama o a Gandalf con tal de salir de allí e irme directo al estanco.
De lo de las mujeres no he vuelto a decir nada. Creo que eso solo es miedo al compromiso.

Dirty as fuck

No se si me sedujo más el verte o la idea de no volverte a ver, pero no sé como me dejaste atrapado.

Una colilla, treinta centilitros de placer y seis noches atado con esparadrapo a tu cama. Todas las cosas que guardé de una semana tan acojonante como el final de Sin City. Esperaba perderme en tus bragas cada vez que la noche lo sugiriera, y no tener que volver a salir por la ventana. Y luego todo se redujo a paquetes de tabaco, vómitos en las escaleras y jadeos en el ascensor, como si el quinto piso no fuera a llegar nunca y cada vecino tuviese el deseo secreto de asistir a una película porno en directo.
Nuestra relación se volvió tan emocionante como el primer polvo y tan triste como la última paja, reduciendo a escombros cada rincón que nos cruzaba y extinguiendo cada sombra que nos tapaba.
Pero a pesar de todo el sudor gastado y toda la espalda taladrada por tus uñas, nos dimos la vuelta mirando cada uno nuestro propio horizonte, con los labios hechos mierda y la mirada más triste que nunca antes tuve el placer de poner. Y yo que creía que siempre es para siempre.

SOMA

Motor en marcha, modo zombie “on”, y todas las estrellas que no alcanzo a ver para comentar la jugada. En cambio, me fijo en las líneas rectas de la carretera, las ojeras que me gasto en el espejo retrovisor, las luces de freno del coche de delante... esa clase de cosas que miras cuando acabas de salir de la cama más impresionante del mundo con la compañía más impresionante del mundo.
Lástima de los veinte kilómetros que separan nuestros parpadeos, de tener que huir antes de que llegue su marido, de pasarme la mañana enterrado en montañas de archivos de hace noventa años y sobre todo de que, después de seis años haciéndomelo, siga dejando al descubierto el botón de detrás del nudo de la corbata. Si no, sería una vida perfecta.
Mientras conduzco sueño con cosas de esas que me gustaría hacer antes de morir, como escribir un libro, plantar un árbol, viajar a Nueva York, hacerme una foto empujando la torre de Pisa, ver en las noticias que Pitbull se ha quedado afónico para siempre, tener un hijo y volcar en él mis frustraciones profesionales... Y sobre todo ganar la lotería y presentar mi dimisión al jefe con una sonrisa y un cartel que ponga: me estoy tirando a tu mujer.
Pero eso, los sueños, sueños son.
Y cuando despierto sonrío.

Martha

Trago saliva y marco el número que tiembla garabateado en un papel entre mis dedos:
-¿Hola? ¿Estás ahí? Bueno, ya se que no, que es un contestador de esos de ahora...-Trago saliva, otra vez.- ¿Cómo va todo? Llámame cuando puedas, tengo muchas ganas de hablar contigo. ¿Cuándo fue la última vez? ¿En el dos mil... doce? ¿Cuanto ha pasado? ¿Cuarenta años? ¿Más?- Río con cierta tristeza. Después resoplo un momento.- Me enteré de que te casaste al final, y tuviste un crío. Me lo dijo Douglas Connolly, ¿lo recuerdas? Dios,- digo entre risas- ¡que raro era de joven ese tipo! Y ahora sigue igual, no te creas. Lo volví a ver hace poco paseando por el parque que hay al final de la manzana.
"¡Ah, claro, tu no lo sabes! Mis padres se mudaron a Florida, y me dejaron su casa. Y, claro, vine aquí. Bueno, ahora ya no estan en Florida. Mi padre murió hace ya siete años, y mi madre vive aquí con nosotros... ¿Tu sigues viviendo en Milwaukee? Es lo último que supe, por Doug, creo que ya te lo he dicho. Espero que sí, así podría ir a verte un día de estos, con mi mujer.
"¿Sabías que me casé? Con una chica que conocí al mudarme a Chicago. Tengo dos chavales, pero ya están casados y ni se preocupan de venir a ver a su viejo- Me río una vez más.- El mayor y su mujer me recuerdan a nosotros. ¿Te acuerdas de lo del columpio?- Me río tanto con esto que se me escapa una lágrima y dejo de hablar unos segundos.- Pero ellos siguieron adelante. Ahora tienen un crío, Rob, se llama. Nació hace un par de meses, en enero. Una ricura de chaval. ¡Y mi primer nieto!
"¿Recuerdas la receta de la carne aquella que hacía mi madre? ¡Pues al final aprendí a hacerla!
-¿Hola?
-¿Hola?
-¿Quien es usted?
-¿Es usted familiar de Alison?
- Si, soy su hija.
- Ah, ¡tuvo una hija! - se me marca la alegría en la cara.- Espero que hayas heredado su sonrisa. ¿Y está ella por ahí?
- Eh... no. Has esperado demasiado, Adam. Ha muerto.
-¿Cómo?¿Le he dicho mi nombre?¿Alison no está ahí?
- No.
-Espera... Yo no he vivido nunca en Chicago. Ni en Estados Unidos.
-Eso no lo he dicho yo. Estás tan viejo que has perdido la memoria, Adam. Muérete.
-...-Me concentro en respirar. Los ojos se me cierran.
-Lo siento Adam. Esperaste demasiado.


Me despierto raro, revuelto.
Cuando miro el reloj son las ocho y cuarto. Creo que he dormido, pero no porque haya descansado, sino porque tengo la vaga sensación de haber soñado con algo.

Lost in time

Después de la masacre, solo quedaron tus tacones, tu pañuelo, y siete millones de caricias esparcidas por el suelo del dormitorio. Salí de casa con la boca sangrando y escupiendo insultos que regalarte, pero se me fueron olvidando a mediada que aspiraba humo y cáncer.
Es entonces cuando pensé que las drogas nunca se dejan, que la vida siempre se acaba y que tienes la mejor y más brillante mirada del universo. Pensé que hoy, ni todos los cartones de Chester del mundo pueden matarme, pero tu sí. Y me reí de lo gilipollas que soy. Una enfermedad demasiado extendida, hoy en día.


Y creo que no tengo nada más que escribir.


Pero piensa en lo que más rabia te dé. Ese beso, esa caricia que no es tuya pero debería, esa lengua y la saliva con la que siempre acabas soñando pero jamás reconocerás porque a parte de desagradable suena patético, esa mirada cargada de odio que te dieron sin merecerlo, esa mirada de odio que merecías completamente y lo sabes. El latido de tu corazón a mil por hora cuando piensas en tu padre muerto, el amor enmascarado en muecas de asco y palabras malsonantes que te retumban en los oídos, la hipocresía en todas sus formas, el último single de Justin Bieber en por qué coño él es famoso y tu nunca lo serás. El tiempo y cómo pasa segundo a segundo, y tú no puedes dormir, y mañana te tienes que levantar a las siete; día a día, y no puedes vivir, y poco a poco ya tienes cuarenta tacos y dolores en la espalda. Las heridas de mierda que apenas sangran y que no deberían doler, pero te joden el día. Las bodas en las que vas sólo y todo el mundo lleva pareja. Sus ojos, y lo jodidamente preciosos que son. Todo esto que piensas y que nunca dirás, porque entonces serías un egoísta de mierda. La cantidad de gilipollas que hay en la vida. Lo gilipollas que llegas a ser tu. Las cosas que te matan poco a poco, lo que tu haces y acaba matándote. La mejor y más brillante mirada del universo. La vida, que siempre se acaba. Las drogas que nunca dejarás. Los insultos que te callaste y la sangre que te ahorraste. Las siete millones de caricias, los tacones, el pañuelo y el momento en el que los volviste a ver. Y, sobre todo, el después de la masacre.
Al final no todo es tan malo.

Dream on

Abrí los ojos.
“Es como si te despiertas un día en tu cama, y no sabes qué has soñado pero te quedan grabadas en la cabeza tres o cuatro imágenes. Y entonces reconstruyes el sueño a partir de eso, y decides si ha sido sueño o pesadilla.
Cuando desperté seis meses después me quedaron dos imágenes horribles, un beso bajo la lluvia, y un suspiro empañado con sudor. Relamí los recuerdos y me los tatué en la espalda, para no olvidarlos y no volverlos a ver. Mordí mis sábanas para arrancar el sueño y llevármelo a cualquier otra cama en la que durmiera. Y después, sonreí y pensé que había sido el mejor sueño de la historia.
Y al día siguiente, volví a verte. Ibas con una camiseta blanca, y yo con la mejor y más gilipollas de mis sonrisas. Haz una foto, dame un beso y vuelve a la cama, leí en tu mirada. Seguramente me equivoqué, pero es lo que hice y me sonreíste, como antes, como en el sueño. Pero ya no es el sueño, ya no es eso.
Ahora es mejor.”
Cuando parpadeé ya se había quedado dormida. Besé su mejilla, le dije que soñara cosas bonitas y me acosté. Y ya no he vuelto a soñar porque, ¿que falta me hace si está ella?

Broken hearts parade

“Sonríe, gilipollas”
No puedo dormir y tu voz me despierta cada segundo, sólo para mirarme desde una esquina. El aire es raro, el eco es raro, los sonidos de la noche son raros, y, en cambio, yo me siento normal. Pero normal es demasiado bueno para mi. Siento el contacto frío de los pies en el suelo, mientras me levanto y me voy. Salgo por la puerta sin zapatillas, los pies contra el asfalto y las jeringuillas rotas de los anuncios de concienciación. Y es una sensación jodidamente maravillosa.
Un tipo que me mira, su perro me ladra, pero parecer un puto zombie sonámbulo te da derecho a andar como un imbécil descalzo por la calle en plena noche. Nadie se acerca a ti, das ese miedo que dan los locos que parecen inofensivos o los portales demasiado escondidos. No parece peligroso, pero quizás lo sea. La gente es tan precavida que aburre.
Paso por delante de casa, y se me cae una lágrima. Vacía, desierta, muerta. Sólo se ve la silueta de una mujer sentada en un sofá delante de la tele, pensando en comprar un aparato de gimnasia pasiva o un cuchillo cojonudo última generación que pela patatas y parte tomates solo, en lugar de hacer cualquier otra cosa.
Sigo andando. Al fin y al cabo no tengo nada mejor que hacer. Creo que tengo los ojos inyectados en sangre y voy rechinando los dientes. Mañana empiezo la terapia. Creo que esto no me conviene, ni a mi ni a nadie. Salto una verja de hierro y siento el dolor en los pies de caer desde dos metros y medio de altura. Pero que más da.
El aire, el eco, los sonidos de la noche... y yo. ¿Quién sabe lo que es raro o no? La vida es demasiado corta como para ser normal. Pero demasiado larga como para ser real.
Arrastro mis pies desnudos sobre la tierra y llego hasta allí. Y como cada noche, de cada día, de cada mes, de cada año desde hace siete, mastico, sonrío y vomito entre dientes las mismas palabras, dirigidas a tu lápida:
“Sonríe, gilipollas”

Last fire

-Y tú, ¿Cómo te llamas?
-Jess.
-¿Y te funciona, Jess?
-¿Perdón?
-Que si fumar te quita los problemas.
-Supongo que por un momento, si.
El tipo se rió. Le dió una larga calada a su cigarro, como si le fuera la vida en ello, como si lo estuviera besando, como si fuera lo único con lo que aferrarse al mundo.
-¿Y usted?
-Por Dios, no tengo tantos años. Háblame normal, joder. ¿Cuantos me echas?
-Unos treinta.
-Bah, pero es por la barba. Hay un momento en el que mola, pero después afeitarte a diario es un coñazo.
-¿Y cuántos tienes?
-Hoy, quince. Normalmente treinta y uno.- Jess le miró con aire desconcertado.- ¿Que te pasa?
-No, pensé que tendrías menos, por lo que habías dicho.
-¿Y tu? ¿Doce?
-Dieciocho.
-Entonces ya has vivido casi todo lo que te marcará de por vida sin saberlo. Tienes edad para fumar.
Se quedaron en silencio, fumando a la puerta de aquel bar. Después, el chico rompió el silencio.
-¿Y por que fuma?
-¿Quién?
-Eh... usted. Perdón... tú.
-¿Y por qué no?- Jess titubeó un momento.
-Porque... porque mata, supongo.
-¿Me estas diciendo que si no fumo no me voy a morir?
-No... pero... antes.
-¿Y? Cuando era como tu no quería envejecer. Ahora creo que está bien, hasta cierto punto.
-Pues deja de fumar.
Le dio una calada a su cigarro.
-No. Aunque puede que mañana. Y esto es la primera vez que lo digo o lo pienso.
-¿Y porque mañana?
-Porque, querido Jess, mi mujer me acaba de informar de que voy a ser padre.- Mientras lo decía puso una mueca de disgusto. Después se le escapó una sonrisa. El chico le correspondió con otra.
-Ojalá un día encuentre a esa mujer de mi vida.
-Eso no existe.- Dijo el hombre sin perder la sonrisa.- Lo más probable es que siempre hayas sabido quién es. Pero nunca te atreverás a reconocerlo. Vendrán una, y otra, y otra. Y una de ellas será tan impresionante que decidirás que es ella, y que vale la pena perder la vida. Pero llegará la mañana de resaca y, con un dolor de cabeza horrible y el estómago como si te hubieran estado disparando toda la noche, te darás cuenta de que así no eres feliz. Y cuando te gires, la que siempre has sabido, la “ella” de verdad, se habrá ido. Entonces estarás jodido.
-¿Y si no hay “ella”?
-Siempre hay ella.
El hombre terminó su cigarro y lo tiró lejos. Se puso en pie y fue a entrar en el local. Mientras empujó la puerta se giró hacia Jess y le dijo un número de teléfono. Después añadió:
-He visto que tienes una mochila enorme ahí dentro como para que sean tus libros del cole. Si necesitas un sitio para dormir llámame y ven a mi casa.
-Gracias.
-No me gustan los vagabundos de preescolar.
Jess se mordió la sonrisa, como siempre. Cuando seguramente ya ni le oiría, llamó:
-¿Como había dicho que se llamaba?.- El hombre volvió a asomar su cabeza por la puerta, sonriendo.
-¿Quién?
-Perdón. Tú.
-Deja de pedir perdón. Si te arrepientes tanto es que tienes que empezar a hacer algo bien.- Se acercó a él y se sentó de nuevo, sacando otro cigarro.- Es el último. De verdad.
-¿Y como te llamas?
-Adam.

Sex.Violence.Other.

Miradas de blues y alcohol del que te quema por dentro. Notas disonantes que juntas suenan que te cagas. Mi corbata tejida por las mismas penas de siempre. Y, por supuesto, un puñetazo en el ojo que me recuerde que no todo lo que veo es mentira, y que todo lo que toso es verdad.
Mírame con odio, búscame en la barra del bar. Luego te amaré y torturaré como siempre, como cada minuto desde que llegué a tu corazón y a tu cama. Y después, salgo de tu habitación con el labio amoratado y la sonrisa torcida.
Mi corbata, tus medias, mis ojos, tus reglas.
Una risa ácida y un desgarro en el cuello. Y yo sigo buscando tu aorta con la misma pasión de cada día, intentando no perderme entre todos los insultos que me dediques. Si no me lo hicieras no serías tu. Si no te lo hiciera no sería yo.
Humo, tanto humo que parezca que todo valió la pena. Y fuego.
Fóllame y luego hazme el amor. Y quédate dormida con el sol.

It's been a long, long time

- No te estoy diciendo que tu carrera sea inútil, sólo que es estúpida, como un piercing en un pezón.
- No, yo no estoy de acuerdo. Puede que geología no sea algo que le interese a todo el mundo, pero joder, si a Tim le gusta por qué no la va a hacer.
- Gracias.
- David, ya se que te encanta defender a todo el mundo, pero esto no.
David carraspeó, bebió un trago y miró al único que aún no había hablado:
- ¿Y tu, Hank?
- Yo mejor no opino.
- Normal, si eres de bellas artes que vas a opinar. Sois una gente guay, al margen del mundo
- Ya sé que crees que tu opinión es magnífica, y digna de ser escuchada siempre, Adam, pero déjalo.
- Bah.- Y Adam bajó la vista y volvió a su cigarro. David siguió mirándole mal.
- Y no sé de dónde te has sacado eso de fumar, pero es una costumbre que no me gusta nada. ¿No sabes que eso mata?
- Si, me lo pone en las cajetillas. Las tabacaleras son gente maja, te avisan. No he visto ninguna fábrica de pasas que te avisen de que te puedes morir de asco comiéndolas, o una de coches que te diga que si intentas llegar hasta el final en el velocímetro el coche explota.
- ¿De verdad? - Intervino Tim.
- Yo que se Tim, nunca lo he hecho. Es como el Tetris, nadie se lo pasará nunca.
- Deja de hacerte el monologuista ya, por Dios. No se cómo te aguanta Susie.
- Yo tampoco.
Todos se quedaron en silencio, mientras Hank oteaba la barra en busca de presas fáciles. De pronto, se giró hacia Adam y dijo:
-¿Que tienes en contra de los piercings en el pezón?

kiss my liver

Saca las fuerzas de dónde quieras, de dónde puedas, o no las saques. Si no las hay, no las hay. Entonces deja de pensar y hazlo. Busca la noche como si sólo vivieras para ella y ponle los cuernos con las mañanas de resaca, que aunque las odies, te encanta no acordarte de nada y sentir el dolor de cabeza de saber que estás vivo de nuevo. Y nunca, nunca, nunca pares de correr.
Duerme en el arcén, porque nada es más frío ni más triste que el arcén de una autopista. Y huye de la policía, porque es lo que hacen tus héroes favoritos, y todos admiramos a alguien a quién queremos parecernos.
Escribe todos los días, y luego quémalo. Lo único más satisfactorio que el trabajo bien hecho es el trabajo bien hecho que puedes permitirte destrozar y el olor a quemado que deja en la buhardilla. Fúmate al menos una cajetilla diaria, porque es una unidad de medida de tiempo extraordinaria.
Olvídate de hacer raíces cuadradas. Nunca nadie encontrará utilidad alguna en hacer una raíz cuadrada. Por lo menos en la vida normal, la de la gente, no en la de los pirados que ven números por todas partes, como en la serie de Numb3rs. Los números son una mierda, pero las fechas son importantes. Acuérdate al menos de tres, y tatúatelas en el en la nuca. Consérvalas pase lo que pase, y acuérdate de la razón. Ella, él, ella. Acuérdate.
Ciérrame los ojos y miénteme, engáñame como ya hiciste. Y, si no puedes, dime la verdad.
Y bésame el hígado.

lunes, 14 de febrero de 2011

The End.

...si, quiero.

lunes, 7 de febrero de 2011

Shhhhhh!

¿Sabes? me encanta cuando me sonríes porque he dicho alguna estupidez graciosa. De verdad. Y me encanta cuando me miras con cara de "eres tan imbécil que me encantas", o "no se si matarte o asfixiarte entre sábanas y gemidos".
También me gusta cuando alargas las despedidas porque quieres que sea yo el que se despida, y que nunca te gires para ver como te espío cuando te vas.
Conseguiste ver mi corazón y no vomitar. Y eso impresiona. Porque de entre todos los cánceres malignos y de entre todas las revueltas pacíficas que acaban en masacre tuviste la mala suerte de toparte conmigo.
No sé cuanto tiempo me hizo falta para llegar a comprender que cuando todo se iba a la mierda te necesitaba cerca, aunque no dijeras nada, aunque no supieras nada. No sé si lo necesitaba de verdad o sólo me gustaba que me vieras, porque en el fondo, soy imbécil y masoquista. Y puedo pasarme años leyendo todas esas cartas que nunca te mandé y pensando en las que nunca te escribí porque, sencillamente, me encanta vivir anclado al último momento que de verdad disfruté. Así que pasará la vida y seguiré soñando con llevarte a ver el mar.
Y me encantaría poder despertarme dentro de cinco años y ver que las cortinas siguen echadas porque no necesitamos luz del sol. Y desayunar lo que sobró de la cena, y compartir el humo del primer cigarro del día mientras te vistes para bajar a tomar un café.
Sinceramente, me gusta así.

domingo, 6 de febrero de 2011

Trust m*

Hubo un tiempo en el que amarla fue sencillo. En el que cada gota de lluvia nos recordaba algo y en el que las luces de neón se encendían para nosotros. En el que los nenúfares crecían donde nos quisiéramos, porque ¿quién era una puta planta para decirnos nada? El día que le juré amor eterno pensé que ella también lo haría.
Pero de repente el mundo comenzó a explotar, y no volvió a ser el mismo, y aunque ella me mirase con los ojos más tiernos del universo yo, que soy gilipollas, no me lo pude creer.
A pesar de todo, mantengo mi juramento. A pesar de que la lluvia me cause amnesia y los neones no se vuelvan a encender, a pesar de que el mundo explote, de que el césped se muera y de que vomite rabia, sangre y pena... A pesar de mí, que soy gilipollas, a pesar de todo eso y más. Y es que lo tengo tatuado en cada poro que quedó con vida.

Pero nadie que conozca a un mentiroso confía en él. Lógico.

martes, 1 de febrero de 2011

did I just say that out loud?

-Y entonces, ¿Qué coño quieres?.- Me grita entre lágrimas balbuceantes y con una mirada que no se cómo calificar.
"Sólo quiero una bala que me haga palpitar el corazón una vez más, una descarga de veinte mil voltios que me haga abrir los ojos, morderte la lengua y tener una crisis cardiaca diaria. Quiero colocarme con cada aliento que respires, y sobrevivir a tantas sobredosis como sea necesario hasta llegar al orgasmo. Sólo quiero arder con cada acorde y cada nota de la ronca garganta de Waits, calarme en la lluvia una y otra vez hasta oxidarme. Quiero algo que me golpee en la cara con tanta fuerza que me tumbe de verdad, y cuando despierte, verte.
No seas imbécil, por dios."
-Supongo que nada.

viernes, 28 de enero de 2011

Songs that make us cry

-¿Sabes lo que me jode de ti, tío?- Le miré con cara de "a mi que coño me cuentas, Doug", y le pegué un trago a la cerveza.- Que siempre vas con esas pintas de vagabundo como si nada fuera contigo.
-¿Y?
-¿Es que nada te afecta?
-Pues claro que sí, imbécil. Otra cosa es que no te des cuenta.- No se como acabé en ese bar con ese tipo, pero iba a necesitar mucho alcohol para aguantarle.
-Lo que te digo, Adam, es que tienes que demostrar algo por algo, lo que sea. Por ejemplo, el otro día: Te traigo a Pierre, un amigo de la carrera que es genial, y estuviste toda la noche ausente y luego desapareciste.- Podría haberme metido con él de, al menos, veinte maneras diferentes por lo que acaba de decir. Pero elegí la menos cruel, esa noche estaba sensible:
-¿Que diferencia hay entre estar ausente y no estar?
-No me empieces con bobadas, céntrate en la conversación, en lo importante. No te vayas por las ramas, como siempre.
-Es que, realmente, esta conversación "no me afecta". Vamos, que me la suda.- Con un aspaviento se echó hacia atrás en su silla y estuvo unos segundos pensando en como insultarme de una manera que no sonara estúpida.
-Eres... eres... lo peor.
-Gracias.
Entonces abrió la boca para decir algo, y de repente se quedó callado. Con una mano levantada en el aire, como si estuviera viendo una aparición de la Virgen, el Dalai Lama, Bigfoot, el mismísimo Kurt Cobain, o cualquiera que fuera su religión, y completamente inmóvil con cara de gilipollas.
-Esta canción... es... preciosa.-Antes de criticarla me paro a escucharla, aunque no sé muy bien por que lo hice. Por lo general no tengo esa clase de detalles con Douglas.
-¿Cual es?.- High, de James Blunt, pero no estaba dispuesto a reconocer que la conocía.
-High, de James Blunt.
-Bah, a mi James Blunt no me... no me dice nada.
-A mí por lo general tampoco, pero esta canción... me recuerda a Sam, ¿sabes?
-No, ¿de quién me hablas?- Sam, Samantha, era una pobre mujer por la que Douglas estaba pilladísimo. Realmente ella era fea, pero ni siquiera así Doug tenía una oportunidad con ella. No todo es el físico, en su caso, tampoco puedes ser imbécil. Y él lo es. Pero es un tipo divertido, a veces.
-Sam, la chica de la que te he hablado más veces. Si creo que te la he presentado, ¿No?
-No.- Si, diez días antes, para ser más exactos. En una fiesta en la que, para no variar, le dio calabazas.
-Bueno, da igual. El caso es que ella me hace sentir así, ¿Sabes? Como en esta canción... y no sé, la música, y todo, me hace volar, cierro los ojos y me imagino volando con ella y...
-Vale, vale, tranquilo Romeo... Te estas pasando de cursi.
-Bueno, vale, pero esta canción me recuerda a ella.-Cerró los ojos un momento, mientras la tarareaba. Yo le miraba con cara de asco, y me encendí un cigarro para no tener que verle la cara de idiota enamorado que estaba poniendo. Me parecía estúpido que se emocionara tanto con una maldita canción. A ver, te puede recordar algo bueno, o bonito, o, como en este caso, hacerte imaginar algo que nunca pasará (realmente, pobre Douglas, ¿eh?), pero de ahí a creerte Freddie Mercury en Wembley, es otra historia.
Me puse a toser escandalosamente por el tabaco, pero la verdad vino bien para no tener que escuchar cómo se había ido animando hasta cantarla en voz alta. Después me puse otra vez a pensar que me parecía una gilipollez.
Y entonces, sonó Unintended

martes, 11 de enero de 2011

you asshole

Nos enzarzamos a golpes en un bar de mala muerte hasta que tanta herida y tanto alcohol nos escocía en el alma,ahumado y casi putrefacto. Después me hiciste vomitar el orgullo que me había tragado y me dejaste dormido y ahogado con la cabeza metida en el váter. Tropecé mil veces y ahora los cadáveres se cuentan a pares, pero siempre supe que tu serías la que acabaría conmigo.
Un día, un mes, o un año mas tarde volví a escuchar el eco de tus tacones y tu aliento congelado en la espalda, pero al girarme no estabas. Hasta que me revientas la cabeza con balas de punta hueca desde tu escondite favorito, dónde ni tu sabes encontrarte.
Y de repente me encontré atado a una silla y con la cara amoratada, sin ver nada mas que los mordiscos que me dabas y la luz cutre de un flexo quemándome la retina. Arañazos en la espalda y la piel alfombrando el suelo, demasiado rojo y macabro para mi gusto pensé. Y eso debiste de pensar tu, porque me soltaste trece días y mil latigazos después, lamiéndome las heridas y ahorcado con mi propia corbata, frotándome las muñecas y cerrando los ojos a la luz del día.
Y me acaricié las cicatrices de la primera noche.
"Cóseme la boca a balazos otra vez para que no vuelva a decirte que te quiero, tengo toda la vida para desangrarme antes de que salga el sol". La noche volvió a ser nuestra. Vuelve a ser nuestra, para destrozarnos mutuamente hasta que no podamos más, hasta que tengamos los huesos hechos astillas y los labios morados. Aunque quisiéramos perder la inocencia no nos queda inocencia que perder.

domingo, 9 de enero de 2011

Hi, my name is A...

...y soy un gilipollas.
Mi padre fue un capullo, a mi madre no le importó una mierda. Así que ahora vivo tan lejos de ellos como puedo y les veo tres veces al año, en lo que espero a que se mueran.
Pero no me gusta hablar de mi familia. No es lo que en realidad me condiciona. Es ella, la que lo hace. Por ella, mi vida se basa en mentiras y chupitos verdes
Me he pasado tres años buceando en absenta para dormir diez minutos de la mejor resaca que podría haber tenido. Y realmente creo que quiero que dure, y que dure mucho.
Después de ahogarme en alcohol, la volví a conocer, y aquella noche me dibujó su número de teléfono en el brazo y su silueta a puñetazos en el pecho según se alejaba. Y, claro, la llamé. Después, lo quemamos todo por una noche de pasión en un cenicero. Y aunque se que mañana me espera en casa ese diábolico líquido verde, no me levantaría de esta cama por nada del mundo. Soy mi propio cáncer.
Pero como tampoco sé my bien que hacer, improviso.