jueves, 15 de julio de 2010

Beautifully broken

¿Dónde te ves dentro de cinco años? Es la pregunta que me hicieron hace cinco años, mientras iba vestido con un traje, cosa que odio (no por nada, pero los trajes me quedan fatal), y estaba sentado en un imponente escritorio de madera frente a un jefe de recursos humanos que trataba de psicoanalizarme mediante preguntas de mierda que alguien le habrá dicho que sirven para eso. Recuerdo que pensé: Seguramente sin novia, una carrera estúpida que me gustaba y engrosando las filas del Inem. Pero, obviamente no dije eso. Me quedé como diez segundos mirándole fijamente y respirando con firmeza antes de contestarle: Bueno, si me cogen aquí y va bien, seguramente trabajando con ustedes. Y me cogieron. Duré dos meses, antes de hartarme de mi prepotente jefe y del idiota de mi compañero, todo el día contándome sus conquistas sexuales que por cierto, dudo mucho que consiguiera sin pagar.
Recuerdo que salí del despacho despues de la entrevista muy desanimado, con la sensación de que había salido a pedir de boca. Y me encontré con una amiga. Me estuvo preguntando que que carrera pensaba hacer al final del verano y esas cosas, y no sé que tontería le contesté que se estuvo riendo diez minutos seguidos. Debió ser muy graciosa, o ella debía ser muy tonta. Creo que ha mejorado en ese aspecto. Ahora, cinco años después, es mi mujer. Eso sí que no podía imaginarmelo.
Tampoco que tendría un hijo de casi un año, con el mismo nombre horrendo que su abuelo materno, que, a pesar de ser horrible, casi se le saltan las lágrimas cuando le dijimos que le bautízariamos como él. Debió de ser de pena al darse cuenta de la cantidad de collejas que le iban a caer en el patio del colegio por tener un nombre que rimaba con "culo".
No pude imaginarme tampoco que me quedaría huérfano a los veintitrés y que aún así el estado me daría una ayuda por eso. Mucho menor que la del seguro de mis padres, pero aún así no me lo esperaba. Así pues, hace dos años me junté con muchísimo dinero para poder despilfarrar. Fue maravilloso. La parte mala es lo de ser huérfano y todo eso.
Lo que si que no podía imaginar es que, exactamente cinco años después, a la misma hora de la mñana iba a estar sangrando en el suelo de la calle después de caer desde un quinto piso. Tengo la cara hecha una mierda, eso sí, mi traje está impecable. ¿Y qué hago aquí? El marido de mi amante me acaba de tirar por la ventana después de encontrarme poniéndome la corbata en su dormitorio, mientras su maravillosa mujer (demasiado maravillosa para él) me miraba desde la cama diciéndome lo sexy que estaba vestido de traje. Puede que sea un mal tipo, pero viendo el color de los ojos de mi hijo sospecho que realmente lo sea, y empiezo a pensar que me cuando dije "si quiero" profundamente acojonado por el hecho de ser padre bastante más joven de lo previsto, lo hice sin ser responsable del bombo de mi mezquina esposa.
Pero, con la sangre que ya he perdido, todo eso me empieza a dar igual. Es increíble la poca importancia que tiene todo mientras notas como la vida se te escapa por una brecha demasiado grande en la cabeza, mientras intentas poner buena cara a pesar de tenerla deformada hasta un punto que ni te imaginas. Fijo que ahora la mujer que me mira con cara angustiada desde el quinto no opina que estoy muy sexy, como hace cinco minutos. Y eso que no me he cambiado de traje. O igual de verdad me quedaban bien, incluso ahora.
Eso sí que nunca podría haberlo imaginado, que mi último pensamiento fuera que igual los trajes no me quedan tan mal como creía.

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