viernes, 1 de octubre de 2010

Hide the truth forever

Te beso el hombro, mientras duermes. Pienso en que quizás te quiero, pero no sé si decirlo. Son palabras, solo palabras que se lleva el viento. Mañana no recordarás que las dije y yo me preguntaré destrozado si no puse el énfasis suficiente en decírtelas, o si debería haberme callado y ceñirme a esas estúpideces que quedan que te cagas en las películas románticas. Porque las cosas que se piensan nunca quedan bien en voz alta.
¿Y que ha sido esto? Para tí, una noche perdida entre las sábanas de un payaso. Para mí, un sueño húmedo aderezado con náuseas matutinas de arrepentimiento. Recogerás tu olor y tu recuerdo, y yo te espiaré dormido mientras te escabulles. Y luego saldrás a la calle pensando sólo en lo lejos que tuviste que aparcar anoche porque en mi barrio es muy difícil encontrar un sitio cerca del portal. Y yo saldré mirando al cielo, cegándome por la luz y recordándote con una sonrisa y una pizca de odio porque pisaste mis gafas de sol cuando te conocí. Y ese será el único recuerdo que tengamos el uno del otro, nada más que una pincelada de lo que podría haber sido una relación amor-odio, difuminada en una noche llena de anécdotas que se nos olvidarán.
Estas historias no tienen un bonito desenlace. Simplemente, tienen un desenlace. Un desenlace que normalmente se pierde en el olvido. Y lo de las náuseas matutinas no es por ti, creeme. He visitado pocos cuerpos tan acogedores como el tuyo. Por no decir ninguno.
Odio esto, y no sabes lo mal que me siento. Pero es mi pequeño infierno privado aquí en la tierra. Eso de salir, conocer a una chica guapa, invitarla a una copa, y luego convencerla sin decir nada de que puedo ser más de lo que aparento. Después, perdernos el uno en el otro. Y después, preguntarme que demonios estoy haciendo con mi vida.
Ahora mismo estoy ardiendo, y quemando mis pulmones. Pero es que no sabes lo bien que sienta ese saborcillo en la lengua. Y el olor... Es como si estuviera haciendo una barbacoa. Y pensando en por qué hemos acabado así de juntos y desnudos. Sómos jóvenes, pasamos de ataduras y aguantar a alguien y no poder dormir con nadie más... eso es para idiotas. No aguantaríamos la presión.
Quizás si te dijera todo esto marcaría una diferencia entre todos los demás payasos de una noche de tu vida, y te pica la curiosidad por saber cómo podría ser como payaso a tiempo completo. Y ya sabes, toda esa mierda que implica: llegar a conocernos, aguantarnos, salir con los amigos del otro, comerse los celos y las ganas de responder a las insinuaciones... Pero por otra parte eres una chica muy agradable, y aunque las consecuencias sean horribles, creo que aguantaría el no poder dormir nunca con otra persona.
A pesar de todo lo que pudiera ser, nunca te lo diré en voz alta. En mi cabeza suena mejor. Quizás te quiero. Adiós, desconocida.

1 comentario:

  1. Simplificas tantísimo lo que podría llegarse a llamar amor, que da la sensación de que amar no es sino un mero juego al que, aburridos, llegamos en ocasiones...
    Tan distante te muestras, todo lo contrario a lo que puede que seas,
    o quizás no...

    -Sonata.

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