domingo, 6 de febrero de 2011

Trust m*

Hubo un tiempo en el que amarla fue sencillo. En el que cada gota de lluvia nos recordaba algo y en el que las luces de neón se encendían para nosotros. En el que los nenúfares crecían donde nos quisiéramos, porque ¿quién era una puta planta para decirnos nada? El día que le juré amor eterno pensé que ella también lo haría.
Pero de repente el mundo comenzó a explotar, y no volvió a ser el mismo, y aunque ella me mirase con los ojos más tiernos del universo yo, que soy gilipollas, no me lo pude creer.
A pesar de todo, mantengo mi juramento. A pesar de que la lluvia me cause amnesia y los neones no se vuelvan a encender, a pesar de que el mundo explote, de que el césped se muera y de que vomite rabia, sangre y pena... A pesar de mí, que soy gilipollas, a pesar de todo eso y más. Y es que lo tengo tatuado en cada poro que quedó con vida.

Pero nadie que conozca a un mentiroso confía en él. Lógico.

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