domingo, 21 de agosto de 2011

La nuit du chasseur

Resumiendo, soy como una mirada triste, una sonrisa mordida y un Chester a medio fumar, sentado esperando y permanentemente acojonado por miedo a cagarla otra vez.
Y tu eres la que entra, se pide un tequila, sonríe desde el final de la barra, arranca una fotografía de la pared y la mira con nostalgia mientras desgarra el limón. Luego se levanta, baila en medio de la pista con la mirada clavada en mi como quien se sienta frente al portátil y se descarga una peli indie, y no tiene nada mejor que hacer que ir contando la velocidad de la descarga mientras escucha Beirut y lo tararea en silencio.
Yo sigo sin moverme, consumiéndome a la misma velocidad que la cajetilla y esquivando la mirada acusadora del camarero, dedicándote miradas por el rabillo del ojo que espero que no veas. ¡Ja! Y la pista vacía, petada de gente que nunca ha importado.
Poco a poco te has ido acercando, como sin querer, como si todos fuéramos casualidad y mecidos por el capricho. El contacto visual ya es directo, irrompible como la noche y frágil como un cuarto de luna, salvaje, precioso. Me tienes.
Puedo describir todo lo que has hecho desde que entraste por la puerta con una precisión milimétrica ¿Y la presa soy yo? Una mirada triste, una sonrisa mordida y un filtro aún caliente.
Esta noche te voy a amar como nunca lo han hecho.

1 comentario: