viernes, 27 de enero de 2012

right nowhere


Algo me destrozó los huesos anoche. Me quedé hecho mierda en el sofá, sintiendo el contacto con mi piel como si estuviera hecho de ceniza. Tuve un sueño tan real como un puñetazo en la boca del estómago, como un disparo en el páncreas. Estuve quieto toda la noche, con la cabeza dando vueltas más allá de los confines del espacio-tiempo y los pies anclados al parquet como si los tuviese fundidos. Pasó un día, dos, una semana, un mes, quince años, veinte, cuarenta... y cuando me quise dar cuenta habían pasado quince minutos y mi cerveza estaba derramada por todo el suelo. Algo me hizo perder la noción del tiempo.
Algo me mató, a plena luz del día, en mitad de la plaza. Me acuchilló los pulmones y no pude hacer nada más que cederle el sitio a mi derecha. Algo tan muerto como la vida misma, tan gris como un patio de un colegio de los años 90,

Algo tan jodido como un beso en la frente.

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