sábado, 28 de mayo de 2011

...and maybe a car.

Quizás podría dejar de beber, de fumar y de follarme y dejar tirada a cualquier mujer que me cruce y en la que llegue a ver un brillo en la mirada que me haga pensar que podría enamorarme para siempre de ella, lo cual es algo que me da demasiada pereza como para acabar haciendo. Pero tengo buenas razones para no hacerlo.
La primera es que mi padre siempre me ha dicho que nunca deje nada a medias, y si te tomas un chupito de hierbas después de una cena de esas que hacen historia y no acabas arrastrándote al día siguiente a tu cama obligándote a ti mismo a que no te de vueltas la cabeza, como si así fueras a conseguir algo; o si le das con quince años una calada a un Lucky Strike en la fiesta de cumpleaños de la tía que te gusta y no acabas muriendo de cáncer, estás dejándolo todo a medias.
La segunda es que son cosas que molan, digan lo que digan los carteles publicitarios de concienciación y adoctrinamiento. Sí, también mola ser rubio, tener un cuerpo escultural y ganar quince millones al año, pero, siendo realistas, eso no va a pasar. Y de todas maneras, si ganas eso, ¿en que coño te lo vas a gastar? Tabaco, alcohol, vinilos antiguos y a lo mejor un coche.
Y tengo más, aunque no me apetece pensarlas. Pero que cojones, la principal es que no me da la gana. Y contra eso si que no hay argumento posible. Tratar de convencerte de que te rehabilites es como meterte en una cárcel para reinsertarte, completamente inútil. Si estoy doce horas sin fumar se la chuparía al director por diez caladas, y mentiría al psicólogo, a mi madre, al Dalai Lama o a Gandalf con tal de salir de allí e irme directo al estanco.
De lo de las mujeres no he vuelto a decir nada. Creo que eso solo es miedo al compromiso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario