sábado, 28 de mayo de 2011

InFamous

La miro desde detrás de mi cortina de misterio y mis gafas de sol. Ella aún está sentada en el suelo con los ojos encharcados y con la mirada clavada en mi. Acabo de salvarle la vida y ya me mira con desprecio. ¿Irónico? No. Una mierda, eso es lo que es.
Me alejo con pasos cortos mientras hago tiempo para que se arrepienta de todo y me llame. Es tan triste como morir en la ducha, tan normal como saltar de la cama pero sigue siendo tan estúpido como siempre he demostrado ser. Y con antifaz y capa no iba a ser diferente. Es metafórico, no me jodas. A veces soy demasiado poeta como para vivir en prosa.
Sé que el que terminará arrepintiéndose de todo seré yo, es su juego, y siempre gana. Acabaré confesando el asesinato del archiduque Francisco Fernando, si ella quiere. O esta vez no. Quizás esta vez sea verdad que va a cambiar las sábanas y quemar las viejas, y yo tendré que borrar de mi cabeza las imágenes que había soñado.
Me paro en la puerta. La quiero. Se levanta y me rompe un jarrón horrible que tenía encima de la mesilla de noche en la cabeza. Me quiere. Y ahora sangro y eso, y ella me acaricia sin parar de llorar. Es demasiado escabroso como para ser mentira.
Hoy en día tienes que dar pena para que la gente te aprecie. Ya nadie quiere a un héroe.

1 comentario:

  1. "Hoy en día tienes que dar pena para que la gente te aprecie. Ya nadie quiere a un héroe."
    Es lo más razonable que he leído en mucho tiempo.

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